Las fotos de antes venían con una papel manteca para que no se manchen.
Una mujer a la que intento describir. Tengo miedo de no poder.
Ella, frente a mi. Me mira, rasgos de seriedad en su parada. Ambas sabemos que es mentira.
Brillan sus ojos, esta feliz.
El color de la foto es sepia pero sus labios están pintados de rojo, imagino.
Leo la inexistencia de mi madre en su vestido. La juventud, en su escote.
Lloro, me da la mano para que ría. Son las mismas que las de la foto.
El pelo suelto y ondulado, perfectamente acomodado. Así lo tendría cuando cumpliría mi 1 año. Ese día me subió a un avión. Sabia lo que me gustaría.
Aun sigo de viaje.
Las peinetas seguro le aburrían.
Atrevida, independiente, extremadamente hermosa es como se ve en la foto.
Puntillas en el borde de su escote. Enaguas por debajo de las flores.
Ella sonríe en la foto y faltarian años para amarla.
La joven de la foto guardo mi infancia en un frasco con bolitas japonesas.
Esa joven, hoy es mi abuela.